Las escenas, impensadas para todos aquellos que debían trasladarse a sus oficinas hasta antes de las restricciones impuestas por el COVID-19, se hicieron ahora cotidianas: niños que pasan corriendo y a los gritos en medio de una reunión 🏃, humo que emerge de la cocina porque una videollamada se extendió más allá del período recomendado para dejar esa receta en el horno 🔥, o de repente y sin que nadie lo prevea, el típico e incómodo sonido que se produce cuando alguien aprieta el botón del inodoro en el baño 😏🚽.
Incidentes normales
La buena noticia es que todas estas cosas se volvieron normales: incidentes menores que no ponen en riesgo un trabajo ni hacen quedar mal a quien los padece. De todas formas, no está de más tomar algunas precauciones para que el home office sea lo más profesional posible. A continuación, algunas recomendaciones clave para mejorar la experiencia:
- No temerle al pijama. Lo importante no es cómo uno está vestido –aunque siempre es mejor estar presentable, por supuesto-, sino cumplir los objetivos. Esto no implica trabajar sin orden ni disciplina: la rutina es esencial para el trabajador a distancia, incluyendo cortes regulares (cada cincuenta minutos, aproximadamente) para descontracturar y relajar la postura.
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Explorar las herramientas disponibles y sus posibilidades. No se trata de arrancar una videollamada, poner cara de aburrido todo el tiempo que dure y cortar al final, sino de hacer la tarea con compromiso y excelencia. Soluciones como G Suite, por ejemplo, permiten desde compartir documentos y listas de tareas hasta de escanear documentos utilizando la cámara del celular, pasando por un etcétera enorme. Saber qué se puede hacer es la mejor manera de trabajar casi sin límites.
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Elegir un entorno adecuado. Lo más fácil es apelar al sillón más cómodo, el mismo del que se mira Netflix. Sin embargo, hay que pensar en un asiento cómodo, en un lugar de la casa que tenga buena conectividad y, preferentemente, que no tenga distracciones cerca. Ideal: que no sea un espacio de tránsito para el resto de la familia.
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Tratar de armar una experiencia inmersiva. ¿Cómo? Muy sencillo: con unos auriculares basta para no invadir todo el hogar con lo que ocurre en nuestro trabajo. Fundamental: evaluar antes de empezar la calidad del sonido del dispositivo que va a utilizarse.
- Hacerse ver. Tal vez tenemos la pared despintada o llevamos quince días sin peinarnos y eso inhibe el hecho de que encendamos la webcam. No hay que tener vergüenza: es recomendable que esté activa, ya que el cara a cara le da a la conversación más cercanía y genera mayores niveles de confianza. Del otro lado ya nos conocen y ellos están pasando una situación similar a la nuestra.
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Trabajar desde casa es más productivo, más eficiente (¡no hay que trasladarse mucho tiempo en el transporte público a diario!) y hasta más colaborativo. ¿El perro acaba de lamernos el rostro delante de nuestro jefe? 😏 Un contratiempo menor. Somos muchos navegando en el mismo barco y mañana el perro cariñoso puede ser el de él. 🐶💕
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