La pandemia dejó al descubierto que cualquier intención de obstaculizar el avance de las nuevas tecnologías -una costumbre muy común en el pasado inmediato, es decir, justo antes de la llegada del coronavirus- es una cuestión exclusivamente cultural. Ante la necesidad de mantener sus operaciones y hacer sobrevivir sus negocios, las empresas encontraron los mecanismos para incorporar el trabajo remoto, para evitar las reuniones presenciales y hasta para debatir colaborativamente los temas clave para salir de esta crisis, tal como ocurrió con el evento Coloquios de Fortuna por Streaming, en el que revista Fortuna, en colaboración con Meriti - Broker en la Nube, reunió a líderes empresariales y financieros para analizar la preservación del aparato productivo nacional y desarrollar las potencialidades de Argentina en este nuevo escenario.
Grabación del evento 👉 Coloquios de Fortuna por Streaming
Sin embargo, haber enviado a los trabajadores a sus casas fue apenas el primer paso de una transformación digital total que es necesario poner en marcha: el futuro se aceleró, por lo que quedarse anclado en el pasado no parece muy buena idea. El objetivo ya no es solo sostener la continuidad, sino comenzar a entender las nuevas tecnologías y qué beneficios pueden traer para competir y ganar en este nuevo escenario. El “trabajo remoto” es mucho más que tener empleados conectados a una aplicación de videollamada: es sentar las bases para un verdadero trabajo en equipo, independiente de la ubicación física de cada miembro o del horario en el que le convenga conectarse, para, de manera colaborativa, alcancen los objetivos en común de la organización y sus propios propósitos personales, con los máximos niveles de eficiencia y productividad.
En este sentido, encontrar el socio tecnológico adecuado puede ser la llave para el éxito: la cantidad de oportunidades es tan notable que las empresas, si decidieran emprender el camino en soledad, necesitarían dedicar enormes recursos para abarcarlas y aprovecharlas en su total dimensión.
La nube, la inteligencia artificial, internet de las cosas, blockchain…
El futuro de las empresas tiende a ser ágil, dinámico, colaborativo y fuertemente digital. Otra pista que nos dejó la pandemia es que la reinvención tiende a ser continua: el contexto es cada vez más vertiginoso y los cambios se pueden producir de un segundo para el otro. Sin embargo, esta experiencia también aportó una lección aprendida: las empresas que ya habían transitado, aunque fuera parcialmente, su recorrido hacia la transformación digital fueron las que sufrieron menos el impacto y las que más rápido lograron ponerse operativas, incluso en medio del estado de shock generalizado que experimentamos en aquel marzo que hoy parece lejanísimo.
De nuevo se pone de relevancia la importancia del socio tecnológico: es el que aporta la visión, el conocimiento y la experiencia para estar un paso adelante.
El camino hacia la economía digital está sembrado de innovación y oportunidades. Transitarlo en buena compañía es esencial para no perdernos nada.
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