Elegir los promts adecuados para obtener las mejores respuestas de la IA generativa es un talento que todos deberíamos incorporar.
Las oportunidades de hacer nuestro trabajo más rápido y con mayor calidad gracias a la IA generativa de Google, Gemini, son muy altas. ¿Cómo aprovecharlas? El primer paso es saber cómo hablarle. En efecto, cuanto más desarrollemos el “arte" de elaborar prompts (esas preguntas que le hacemos), mejores serán los resultados.
La recomendación más básica es capitalizar que la “conversación” se da en lenguaje natural para poder dar las instrucciones de la manera más clara y precisa posible. Dejemos de lado el modo buscador (“cuestionario sobre marketing”) y comencemos a usar la riqueza del lenguaje (“¿Qué doce preguntas clave le harías a un responsable de marketing?”).
Otro “truco” consiste en usar palabras clave específicas y relevantes. Y, además, cuanto más contexto ofrezcamos, más preciso será lo que recibamos
Si nos limitamos a pedir una "presentación de producto” obtendremos lineamientos muy generales y, probablemente, inútiles. Pero si detallamos “Escribir una presentación para un nuevo modelo de zapatillas que se distingue de las otras ofertas del mercado por [características]”, tendremos una excelente pieza que servirá como punto de partida para ajustar lo que haga falta y avanzar rápidamente hacia el entregable final que necesitamos.
Por último, si queremos delegar en Gemini una tarea compleja, que involucra muchas indicaciones separadas, probablemente convenga desglosarlas. En el ejemplo de la búsqueda laboral, un prompt puede enfocarse en redactar la descripción del trabajo, otro en enviar correos electrónicos a los potenciales candidatos y un tercero en preparar las preguntas para las entrevistas, en lugar de armar una única instrucción que diga “estructurar una búsqueda laboral”.
Un consejo más: el acompañamiento de un socio tecnológico con profundo conocimiento de la tecnología puede ser de ayuda a la hora de elaborar los prompts y “sacarle el jugo” a la IA.
En conclusión: no debemos temer a la prueba y el error. Cuanto más experimentemos (y más fallemos), más aprendizajes habremos incorporado.
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