Afortunadamente, preconceptos como que la transformación digital requiere de grandes presupuestos, que implica un riesgo de engaño o “robo” de información sensible entraron ya en el reino de los mitos. Eso sí: la pyme que no nació como digital deberá discernir cuáles son las tecnologías que, según la naturaleza de su negocio, necesita para la gestión del día a día, el business intelligence y el crecimiento escalable.
El paso siguiente será el de definir una estrategia y un plan de evolución, porque las empresas saben que el cambio ya no puede esperar.
La mayor parte de las pymes necesitan completar su digitalización y, en algunos casos, comenzarla. En ese sentido, enfrentan desafíos adicionales:
- Falta de presupuesto o financiamiento
- Dificultad para identificar las tecnologías más adecuadas
- Falta de personal especializado en implementación de nuevas tecnologías
- Dudas acerca del retorno de la inversión (ROI)
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De los mitos a la cultura digital
Si bien los profesionales de la informática muchas veces se expresan de manera incomprensible para quienes no comparten su especialidad, también existen expertos que dedican su talento para convertirse en una suerte de interfaz entre las necesidades (también, las ansiedades) de la pyme y la tecnología que lo volverá competitivo.
Eso no significa gastar inútilmente ni invertir en intangibles: una estrategia de transformación digital bien diseñada debe incluir herramientas de gestión para monitorear cada una de sus etapas, evaluar logros y ponderar la eficiencia del trabajo.
62% de las pymes de la Argentina estima que la incorporación de tecnología es relevante o muy relevante para su negocio y 4 de cada 10 cuentan con un plan de inversión para incorporar nuevas tecnologías (*Fuente: Instituto para el Desarrollo Empresarial de Argentina - 2018) |
Por otra parte, es necesario comprender que no se trata simplemente de cambiar unas herramientas por otras más modernas, sino de generar una cultura de empresa digital y, de este modo, de involucrar a los equipos de trabajo desde el minuto cero del cambio.
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Marketing y data science
Las nuevas herramientas simplificarán las tareas diarias de la pyme, acelerarán el flujo de información, incrementarán la eficiencia y la productividad. Pero también exigirán nuevas habilidades para obtener el máximo beneficio de ellas.
Por ejemplo, el responsable de marketing ya suele estar capacitado para leer informes de Google Analytics con el fin de medir el tráfico online y monitorear las audiencias, sin olvidar mantenerse alerta ante los cambios en los algoritmos que determinarán los contenidos y también las estrategias para las redes sociales.
Paralelamente, los grandes volúmenes de datos que estarán disponibles a partir de diversas fuentes requerirán el análisis para proporcionar ventajas decisivas en las más variadas áreas: producción, marketing, compras, finanzas, incluso el propio departamento de IT.
Así las cosas, es recomendable comenzar a familiarizarse con plataformas y terminologías como data science o minería de datos (data mining) y big data. El valor de esta información, correctamente procesada, seguramente hará que el esfuerzo valga la pena.
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Los datos, fundamentos sólidos
Las grandes empresas lo descubrieron hace años y valoran ese recurso como uno de sus grandes capitales. En este contexto, el rol del científico de datos cobra cada vez mayor relevancia dentro de una organización.
Mientras tanto, el costo de estas tecnologías se reduce cada vez más. Algunas, incluso, son gratuitas, como la herramienta de visualización de datos Google Data Studio.
Con ellas es posible manejar los datos y organizarlos de manera que, con un vistazo, se pueda conocer cuántas transacciones se hicieron con un determinado cliente o proveedor en un lapso “x”, o segmentar esa misma información para evaluar la gestión del departamento de ventas en un área geográfica, por citar un caso.
Una vez procesados, los datos pueden dar fundamento sólido a la previsión de demanda de un producto de la marca para la temporada alta en una localidad turística u optimizar la fijación de precios.
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Nativas vs. tradicionales
Otra herramienta al alcance que aún no encuentran su límite es la inteligencia artificial. Ya muchas pymes la utilizan, entre otras cosas, para lanzar campañas de marketing con un alto grado de personalización.
Esto puede requerir de personal especializado. Pero eso no suele ser un inconveniente en aquellas empresas que son nativas digitales. Por lo general, basan su modelo de negocio en este tipo de tecnología y son las que mejor saben aprovechar sus datos aplicando técnicas de análisis para extraer valor de ellos.
Por ejemplo, para identificar a sus mejores clientes, optimizar procesos o recomendar ciertos productos a clientes con un perfil determinado, y lo hacen sobre la base de modelos predictivos que desarrollan para tomar decisiones oportunas.
Es evidente la ventaja competitiva de este tipo de empresas sobre las tradicionales: las que no posean información digitalizada para evaluar y gestionar deberán recorrer ese tramo del camino lo más acelerada y conscientemente posible.
¿Cuál es la buena noticia? La inversión que se requiere es cada vez menor y las pymes cuentan con socios que pueden acompañarlas, en este proceso de transformación digital, con seguridad y confiabilidad.
La meta será que tal esfuerzo tenga incidencia en un posterior crecimiento.
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