Hace 2 meses Google y Microsoft volvieron a celebrar casi en simultáneo sus conferencias anuales para desarrolladores: del 8 al 10 de mayo el Google I/O en Mountain View, y del 7 al 8 de mayo el Build 2018 de Microsoft, en Seattle.
Y por supuesto, como cada año, ambos encuentros ofrecieron al mundo un atisbo de cómo se transformará el universo tecnológico en el futuro cercano, con proyectos enfocados sobre todo en la movilidad, la inteligencia artificial y la nube.
Pero, más allá de los siempre suculentos contenidos que estas conferencias generan, pueden también interpretarse como excelentes resúmenes de una rivalidad que prácticamente nació con ambas compañías. Son dos de las más grandes, capaces de cambiar todo: las vidas de los usuarios en particular y el mundo de los negocios en general.
Quizás se puedan considerar como el River/Boca, el Real Madrid/Barsa, mantienen una relación tan particular que a quienes peinan canas recuerda a una comedia de enredos de los 60s: ‘Extraña Pareja’. Probablemente, Google y Microsoft no serían lo que son, tal vez ni siquiera tan grandes, la una sin la otra. Esta rivalidad muy probablemente sea la razón de su crecimiento, de sus éxitos y, por qué no, también de sus contados fracasos.
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G Versus M
Esa lucha por el liderazgo en el mundo IT parece tener reglas propias, y ha ofrecido capítulos con formato estándar en este tipo de competencias corporativas. Por ejemplo, se han ’robado’ ejecutivos. Uno de los últimos casos, el pase de la ex presidente de Microsoft Iberia al cargo de responsable de servicios profesionales para Europa y Medio-oriente de Google.
Y, por supuesto, está la competencia mano a mano de soluciones apuntadas a los mismos usuarios: Google Cloud vs. Microsoft Azure, Asistente de Google vs. Cortana, Google Pixelbook vs. Microsoft Surface Pro, entre los más recientes en una lista que se remonta a la contienda inicial de Chrome vs. Explorer, Google Docs Vs. Microsoft Word, etc.
Muchas veces, estas opciones coloca a quienes deciden sobre tecnología ante dilemas difíciles de resolver, ya que cada empresa es única y, por lo tanto, también lo son sus requerimientos y las soluciones que mejor los satisfacen. Esto les exige considerar la visión de sus clientes internos, examinar profundamente cada solución, cotejar racionalmente todas y cada una de sus características y analizar en qué nivel satisfacen las necesidades de su propio negocio.
Costos, funcionalidades y usabilidad son sólo el punto de partida en el proceso de tomar una decisión. ¿Pero de qué manera y en qué medida influye el inevitable prejuicio (muy variable según la personalidad del decisor) que ha generado la consabida rivalidad?
El interrogante moldea gran parte de la matriz de compra. Lo importante es decidirse a superar los prejuicios, para encontrar una solución a tu medida.
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M Versus G
Otras veces, sin embargo, el afán por ganar terreno de los gigantes de Mountain View y Redmond se canalizó mediante recursos no tan estandarizados y, hay que reconocer, llegaron incluso a adoptar formatos cuasi bizarros. Sobre todo en el plano global.
Por ejemplo, Microsoft tiene el sistema operativo más utilizado y Google es dueña del navegador indiscutiblemente líder a nivel mundial.
Cuando el primero entrega su sistema operativo más nuevo, Windows 10, lo hace con su navegador Edge incorporado. Sin embargo, los usuarios ¡siguen prefiriendo Google Chrome!
¿Qué hizo entonces Microsoft? Interpuso una ‘pequeña barrera’ con formato de anuncio, que se posiciona por encima de los resultados de Bing cuando el usuario busca a ‘Chrome’ para descargarlo hacia su Windows 10. El anuncio de Microsoft envía un mensaje de alerta y destaca las eventuales ventajas de Edge respecto de su navegador rival.
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La decisión final
Ejemplos como el anterior pueden verse casi como una chicana de niños. Pero es también un buen ejemplo de cómo casi cualquier resquicio posible es usufrutuado para ganar un usuario más. Más allá de esas batallas comerciales, los ejecutivos de ambas compañías son, sobre todo, gente práctica y racional. De hecho Microsoft y Google han trabajado juntas en varios proyectos, y cada vez acercan más sus posturas en diversos entornos.
El fracaso de la versión móvil de Windows, por ejemplo, hizo que Microsoft adaptara y mejorara algunas de sus principales aplicaciones y servicios para que funcionaran óptimamente en Android, antes incluso que en su propio sistema operativo móvil. Algo similar hizo con Windows 10 y sus aplicaciones UWP, con las cuales también fue acercando criterios con algunos servicios de gran éxito de Google. Por ejemplo, la actualización de su aplicación de correo Outlook ha buscado una integración completa con las cuentas de correo de Gmail.
En otra ocasión, Google y Microsoft volvieron a trabajar en conjunto para desarrollar un ad-blocker integrado a sus navegadores, a fin de mejorar la calidad de la publicidad que reciben los usuarios. Es evidente que ambos líderes tecnológicos son rivales, pero para nada enemigos. La cuestión es considerar todas las variables, para decidir finalmente por la marca de mayor beneficio para tu propia empresa.
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¿Pero por qué Google Cloud y GSuite?
Google Cloud y GSuite ofrecen un abanico amplio de recursos, herramientas y servicios flexibles que se adecuan a diferentes perfiles fácilmente, sin importar el tamaño, la extensión o el área de actividad. A esta cualidad fundamental se le suman ventajas en seguridad, experiencia de uso, confiabilidad, innovación, versatilidad y, cómo si fuera poco, el precio. Otras características adicionales:
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Google Cloud Platform
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Es segura, global, de alto rendimiento, rentable y está en constante evolución. La nube está diseñada para funcionar a largo plazo.
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La migración se puede realizar con hots activos. Los tiempos de actividad terminan siendo excepcionales y su rendimiento es predecible.
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Utiliza la infraestructura base, el análisis de datos y el sistema de aprendizaje automático de Google. Puedes crear aplicaciones y con la inteligencia artificial desarrollada por Google, beneficiarte del análisis de Big Data.
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Ofrece innovación en los precios, para brindar una excelente relación entre precio-rendimiento necesario. La idea es pagar por lo que se necesita en cada situación.
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Puedes configurar la combinación adecuada de memoria y CPU virtual para tu carga de trabajo.
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Google Cloud Storage Nearline proporciona una disponibilidad de los datos en menos de un segundo y una alta transferencia para restaurarlos de forma rápida.
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Las instancias de Compute Engine se inician en un tiempo de entre 40 y 50 segundos, aproximadamente una quinta parte del tiempo necesario para las nubes de la competencia.
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GSuite
- Comparte información en lugar de enviarla. La edición de documentos en Gsuite se hace en tiempo real y evita confusiones, pérdida de tiempo y el problema de enviar datos adjuntos.
- Los datos se encuentran en los centros de Google, lo que implica extrema seguridad.
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- Google Calendar: permite compartir salas de reuniones y recursos, lo cual permite que puedas reservar salas de reuniones u otros recursos compartidos de la empresa.
- Google Videos: comparte vídeos internamente con tu empresa de forma rápida y sin la compleja sobrecarga de otros sistemas.
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