En una charla organizada por Meriti, el exsecretario de Salud de la Argentina mostró su visión sobre el presente y el futuro inmediato de la pandemia.
“El punto es que las medidas tomadas hasta el momento fueron muy efectivas”.
Así inició el doctor Adolfo Rubinstein, exsecretario de Salud de la Argentina, la charla “Coronavirus: presente y futuro”, organizada por Meriti. “Las estrategias de mitigación, desde el aislamiento obligatorio que ya lleva un mes hasta el distanciamiento social, el cierre de aeropuertos y la anulación de espectáculos públicos aplanaron –y aplastaron- la curva”, expresó.
Según el especialista en salud pública, la velocidad de propagación es realmente baja gracias a que se anticiparon esas medidas cuando el número de casos era muy escaso y, en su gran mayoría, importados. “Eso marca una diferencia brutal con lo ocurrido en Italia o España, que tomaron las mismas decisiones apenas unos días antes, pero cuando ya tenían miles de casos”, graficó. Señaló además que al margen de situaciones puntuales como el famoso viernes negro en el que miles de jubilados salieron al unísono a cobrar, el apoyo de la sociedad resultó muy importante.
No obstante, aseguró, no estamos en condiciones de festejar. “La victoria es pírrica y el nuevo desafío es salir de la cuarentena minimizando el impacto o tratando de que no haya un rebrote”, dijo Rubinstein, quien apuntó que el talón de Aquiles de la Argentina es el bajo número de testeos. “Estamos en el orden de 600 ó 700 por millón de habitantes contra los 20.000 de Corea del Sur o Alemania, países que además se apoyaron fuertemente en la tecnología para este tema”, confirmó.
A pesar de que considera que la brecha entre los casos confirmados y los casos reales es muy grande, afirma que nos encontramos en un lugar de relativa seguridad, aunque lejos de decir que vencimos al virus. “Estamos frente a un río muy caudaloso y tenemos que llegar a la otra orilla, que es la vacuna, el problema es cómo lo atravesamos”, graficó y estimó que ese evento podría producirse en alrededor de un año. En el medio, sentenció, hay cuestiones que llegaron para quedarse. “Nos orientamos a un mundo en el que probablemente estemos más concentrados en las reuniones virtuales y en el que los comportamientos sociales cambien adentro y afuera de las empresas”, describió.
“No tengo una percepción apocalíptica, pero no creo tampoco que hayamos doblegado al virus”, concluyó Rubinstein. “Hay que salir de la cuarentena, porque el impacto económico es brutal, pero tomar la decisión es muy complejo”, resaltó. ¿Su recomendación? Lo que llama “esquema valvular intermitente”: “Relajar medidas con indicadores objetivos para ver qué pasa, como por ejemplo, la variación en la ocupación de camas en terapia intensiva, y en función de los resultados abrir más la válvula o cerrarla un poco”, describió. “La cuestión es ganar tiempo hasta que llegue la vacuna”, concluyó.
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